Cuando nos quieren hacer creer algo que no es, sentimos impotencia, nos desanimamos, nos enojamos… Nos llevan para el lado que quieren: el enfrentamiento…
Después de cinco meses reacomodando nuestra casa para dar clases
virtuales y ser “tutores docentes” de nuestros hijos, ahora parece ser que todo
vale lo mismo. No creamos eso. No es lo mismo pasar de grado/año/ habiendo
aprendido algo que sin haber hecho un mínimo esfuerzo. ¿Qué estamos enseñando
como sociedad? ¿Todo es igual? “Siglo XX, cambalache” ya lo vislumbró Discépolo. “¡Todo es igual! Nada es mejor. Lo
mismo un burro que un gran profesor. No hay aplazaos…” ¿Todo es igual? ¿Nada es
mejor? ¿Es lo mismo no incorporar ningún
conocimiento a tener la posibilidad de aprender algo? Si la respuesta es
afirmativa y llegó hasta acá leyendo, ya puede cerrar la nota e irse a dormir.
De lo contrario, lo invito a seguir pensando, ud., no deje que lo influya. Sólo
piense.
Cuando dentro de unos años, los niños y adolescentes del 2020 no puedan
reconocer el ícono que acompaña este texto se habrá logrado aquello de lo que
hoy quieren convencernos. Así, la brecha
entre quienes puedan acceder a puestos de trabajo mejor remunerados y a una
mejor salud, entre otros beneficios y quienes estén fuera de esas posibilidades
será aún mayor que en la actualidad.
Hoy, muchos que no han tenido la posibilidad, ni los medios – entre
muchas otras variables- no pueden acceder por ejemplo al uso autónomo de un
cajero bancario. Mucho menos a un trabajo/actividad que requiere del uso de las
herramientas tecnológicas: desde buscar una calle con Google o enviar un
curriculum por correo electrónico. ¿Todos tenemos que saber hacer lo mismo? No.
Pero si tenemos que aprovechar las oportunidades de aprender un poquito de
todo. Esas son las posibilidades que nos brinda la educación. Después podremos
optar dentro de un abanico de infinitas oportunidades. Que el árbol (pandemia)
no tape el bosque (futuro).
Las familias que han acompañados a los niños y jóvenes es este tiempo de
“enseñanza virtual” y los docentes que se han adaptado – de una semana para la
otra- a enseñar de una manera diferente, que los enfrentó a nuevos desafíos y
los llevó a utilizar su conexión a internet y a poner su computadora, celular y
su hogar a disposición de los estudiantes no podemos pensar que todo es lo
mismo. Que todos pasen de grado/año aún sin haber adquirido mínimos
conocimientos es un engaño. Es un problema menos en este ciclo lectivo pero
suma muchos más para los próximos. Los docentes seguirán enviando actividades y
si las familias acompañan seremos como ese par de manchegos del siglo XVII,
quienes aún golpeados y desencantados con la realidad que les tocaba vivir,
fueron capaces de subyugar las circunstancias y sobreponerse a las mismas.
Nuestros niños y jóvenes lo merecen. Nosotros, los adultos, quienes confiamos
en su potencial también nos lo merecemos. Queremos que aprendan, queremos que
no consideren que todo es lo mismo. Que el esfuerzo vale la alegría de aprender, de saber, de conocer, convencidos
que el futuro nos espera.
En agradecimiento a los innumerables y anónimos Quijotes del Siglo XXI.
Esas personas para quienes el amor, la solidaridad, el esfuerzo y la justicia
son valores perennes.
Mirta
Cogno. Prof. de Castellano, literatura y latín. – Vicerrectora E.E.T. N°
139
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